La temporada de lluvias trae consigo una serie de desafíos para los ganaderos. El aumento de la humedad, los cambios en la calidad del forraje y la proliferación de vectores de enfermedades pueden comprometer la salud de tu hato.
Un ambiente húmedo favorece la proliferación de bacterias y hongos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias y podales.
De igual manera los charcos de agua estancada se convierten en criaderos de mosquitos y otros insectos que transmiten enfermedades.
Es por esta razón que el forraje mojado puede contaminarse con bacterias y parásitos, lo que puede causar diarreas y otras anomalías digestivas al ganado.
¿Qué se puede hacer?
Expertos recomiendan mantener un programa de vacunación actualizado con la intención de proteger al ganado del tétanos, la leptospirosis y la fiebre aftosa.
También se deben realizar desparasitaciones internas y externas de forma regular para controlar parásitos como los gusanos y las garrapatas.
Igualmente hay que eliminar los criaderos de mosquitos y otros insectos mediante el drenaje de charcos, la limpieza de bebederos y el uso de insecticidas adecuados.
Asegúrate de que los animales tengan acceso a agua limpia y fresca en todo momento y ofrece una alimentación balanceada de alta calidad para fortalecer el sistema inmunológico del ganado.
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